Las pautas de diseño para una vivienda bioclimática, para cada zona y clima se pueden iniciar con base en las normativas sobre aislamiento térmico en edificios.
La clasificación bioambiental dentro de un país, nos provee, dividido por zonas, los datos bioclimáticos; unos parámetros de diseño, con mínimos exigibles en aislamiento térmico de muros y techos y su procedimiento de cálculo.
Ahorrar energía en la vivienda es la idea, con el fin de lograr el mejor aislamiento térmico y evitar el riesgo de condensación en la superficie y en el interior de muros y techos.
Deberíamos asumir que la envolvente arquitectónica de la vivienda cumple la función de intermediar entre el clima exterior y el interior de la vivienda, cuando el clima exterior varía, la consigna es atenuar estas variaciones hasta el punto de hacerlas apenas perceptibles en el interior, y en ello interviene la elección de una correcta envolvente.
La masa del edificio de una vivienda es la que media para amortiguar las variaciones de temperatura que se producen en el exterior, esto es la inercia térmica, y esta propiedad de tender a mantener uniforme el clima interior es la misión del tipo de materiales que se empleen en los aislamientos exteriores, en pisos, paredes y techos.
La falta de aislamiento térmico lo vemos fácilmente si no permitimos que ingrese radiación solar hacia adentro y evitamos que se renueve el aire, lo que hará que la temperatura del aire interior se aproxime a la temperatura exterior.
Si dentro de una vivienda la temperatura es superior al exterior, indica que hubo un aporte de calor por radiación solar, personas en el interior, lamparas de iluminación, pero también es común que se produzcan ambientes calurosos tan sólo por falta de aislamiento térmico de los muros y los techos, transmitiéndose el calor de la superficie exterior al interior por conducción.
La sensación de confort dentro de una vivienda no es un parámetro fijo, esto varía en un rango de valores entre 18° y 27°C además de una humedad relativa entre el 30 y el 80%, suponiendo un humano a la sombra sin aportes adicionales de calor y con ropa liviana.
Pero si le proveemos a nuestro edificio de vivienda de un aislamiento térmico adecuado podemos ampliar el área de confort para condiciones exteriores de mayores porcentajes de humedad y distintas temperaturas.
Hay una clave empleada desde siempre en la construcción bien pensada, bioclimáticamente hablando, es la ventilación cruzada, lo que es permitir que el aire pueda desplazarse libremente por el interior del edificio ayudando a refrescar los ambientes.
Pero cuando esto no se da, encendemos un ventilador o el aire acondicionado, pues, mal, esto consume energía y no pasa por eso que algunos dicen, que se lo pueden permitir y pueden pagar por la electricidad. No es inteligente construir mal y sin aislamiento y luego desperdiciar energía porque la casa es un horno en verano y un iglú en invierno.
Demostremos que sabemos pensar, debemos informarnos sobre la dirección predominante de los vientos en nuestra zona, para alinear las aberturas y pasillos, para que produzcan un desplazamiento y renovación del aire en nuestra vivienda.
Pero todo tiene un límite, una ventilación cruzada es eficiente mientras la temperatura no supere los 32°C simultánea con una humedad relativa de 35 al 50%.
En los climas más secos, la diferencia entre las temperaturas máximas y mínimas es muy notable, y ello se atempera aumentando la inercia térmica de los edificios de vivienda, en los muros y las cubiertas de techos. Es irracional permitir que ingrese aire a 45°C, pero si es bueno renovar aire durante la noche, cuando lo tenemos a 15 o 20°C.
Así se mantiene el edificio fresco durante el día, mejorando aún más si restringimos al mínimo la radiación solar que ingresaría a través de las ventanas, o sea, empleamos a fondo mecanismos de persianas y celosías o reducimos la superficie vidriada sin protección.
Es una técnica muy útil en climas secos. El enfriamiento evaporativo y la humidificación, no son lo mismo por debajo y por encima de los 27°C.
A una temperatura mayor que 27°C es útil incorporar agua de estanques, fuentes, cortinas de agua, agua que se evapora agregando humedad y disminuyendo la temperatura del aire interior. Ayuda mucho la presencia de vegetación.
Cuando la temperatura está por debajo de los 27°C con una baja humedad relativa, hay que incorporar vapor de agua al aire interior de la vivienda.
Cuando las temperaturas se encuentran por debajo de los 18°C hay que optimizar el aprovechamiento de la radiación solar, de esta forma una ventana, adecuadamente orientada, es el sistema solar pasivo más elemental y efectivo. No ponga ventanales orientados hacia el sol del verano, si usted se encuentra en zonas calurosas, un diseño mejorado con buena ubicación de las aberturas, prosperará notablemente el aislamiento y confort de nuestra vivienda.
Recuerde, el medio ambiente agradecido, no es más listo quien construye barato con muros estrechos y sin aislamiento, echemos a andar las neuronas, hagamos el aislamiento térmico, pero antes que sea tarde y que la factura de energía eléctrica se dispare.